Hay muchos sentidos que damos por ciertos, que tomamos como verdades absolutas, que ya no discutimos. Son porque son. Los creemos evidentes.

¿Quién podría dudar de lo que es la naturaleza? ¿Podría uno de sus amantes cuestionar el aire puro, el verde de los árboles, el canto de los pájaros por las mañanas?

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Estas palabras que aquí te compartimos no dejan de generar tanto aceptaciones como rechazos, pero más allá de cuál sea tu opinión, tienen el valor de abrir el debate respecto a un sentido que se cree tan "evidente". Y nos vuelve a colocar a nosotros, los hombres, en la enorme tarea de crear y re crear los sentidos que nosotros mismos hemos creado pero que, sin embargo, muchas veces nos limitan o no expresan lo que quisiéramos transmitir.

¿Te animas a desafiarte a ti mismo leyendo estas palabras? ¡Comparte luego tu opinión!

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"La naturaleza es una construcción social, la naturaleza es una idea profundamente política, la naturaleza no existe. Aunque se pretenda disfrazarla con trajes ancestrales, la naturaleza es un concepto nuevo, una idea que no existía, una noción que, por sus implicaciones, causa justamente su propia destrucción.

Erróneamente se entiende a la naturaleza como sinónimo de maravillosas concepciones ancestrales verdaderamente profundas e integrales, representadas por mujeres divinas y poderosas, como la Paccha Mama andina, la Anann celta, la Gaia (o Gea) griega, la Áditi hinduista o laIzanami japonesa. Todas ellas representan a la madre de la tierra, que no se puede entender sin ser madre del espacio, del tiempo y de la vida a la vez. Nada más lejano de la idea de naturaleza.

La naturaleza es hija del positivismo, de la razón, de esa cartesiana visión que para poder entender al cosmos tenía que romperlo en partecitas creyendo absurdamente que conociendo en profundidad esas partecitas, podía entender al cosmos entero.

La naturaleza es una construcción social que se romantiza durante la revolución industrial, en las primeras megaciudades que se forman cuando la gente de campo migraba a la ciudad para ser deshumanizada, explotada, maltratada y prácticamente esclavizada, es decir, para trabajar en las industrias. Este abandono del campo generó una ruptura simbólica con el territorio, más no física. Esto significa que el sistema ecológico, el territorio, dejó de percibirse como la fuente de la vida, que en el imaginario colectivo la sociedad ya no tenía un vínculo metabólico con la tierra. Entonces surge la naturaleza.

La naturaleza aparece como ese espacio que no es fuente de vida, sino un paisaje de contemplación, idílico y romántico, donde la gente va a trascender, meditar, a crear arte, poesía, música o pintura. Pero también es a la vez, una entidad peligrosa, dañina, destructiva, incontrolable, que nos trae terremotos, tsunamis, tormentas, huracanes, sequías y plagas. Es una entidad que es fuente de crisis y que debe ser domesticada".

Antonio Malo Larrea, a partir de textos de Erik Swyngedouw (La Naturaleza no existe - Puente Aéreo Ediciones - Argentina)

Fuentes:

Ecorevolución