La norepinefrina es un neurotransmisor, que también funciona como hormona, y que tiene un papel muy importante en la forma en la que reaccionamos a situaciones de estrés. Es, en ese sentido, similar a la adrenalina, aunque tiene una composición diferente.

Pero imagina una situación en la cual crees que tu vida puede ponerse en riesgo, por ejemplo, si cruzas la calle y de pronto escuchas que se acerca un coche a toda velocidad. ¿Cómo reacciona tu cuerpo?

Tu corazón bombea más rápido, se te acelera el pulso, se entrecorta la respiración, se te tensan los músculos. pero gracias a ello, eres capaz de reaccionar rápidamente y moverte justo cuando el coche pasa por al lado tuyo sin lesiones.

Esas funciones son causadas por la norepinefrina, también llamada noradrenalina. Pero…

¿Te imaginas vivir todo el tiempo como si te estuviera por arrollar un coche?

La ansiedad crónica se parece un poco a eso, y tiene mucho que ver con este neurotransmisor.

La ansiedad y la norepinefrina

La norepinefrina genera reacciones físicas, entonces, causadas como respuesta a situaciones de alto estrés, entre ellas: dilatación pupilar, mayor proporción de glucosa en sangre, contracción muscular y aumento de la tasa cardíaca.

El problema es que muchas veces, tomamos las situaciones cotidiana y los problemas relacionados con el pensamiento como si realmente pusieran en riesgo nuestra vida. Es esa sensación permanente de peligro, como si todo el día nos estuviera por arrollar un coche: es la ansiedad crónica.

El mayor problema con esto es que el cuerpo reacciona a esa ansiedad justo igual que como lo haría si estuviéramos en peligro, haciendo una enorme revolución de hormonas y neurotransmisores, entre ellos, la norepinefrina.

Las reacciones físicas que eso implica pueden llevar a otros problemas de salud, tales como:

  • Dolor de cabeza.
  • Malas digestiones.
  • Insomnio.
  • Pérdida del apetito.
  • Cansancio.
  • Sudoración.
  • Sensación constante de malestar general.

Cuando la norepinefrina se dispara repentinamente, es que aparecen los ataques de pánico o crisis de angustia; ya que se desencadenan una enorme cantidad de síntomas físicos que la persona no puede explicar.

La depresión y la norepinefrina

La norepinefrina no sólo interviene en casos de ansiedad. También está fuertemente relacionada con otro desequilibrio emocional: la depresión.

Así como los altos niveles de este neurotransmisor provocan síntomas de ansiedad, muy bajos niveles ponen al cuerpo en estado de “hibernación”. Sólo reacciona para sobrevivir y nada más.

La depresión y los bajos niveles de norepinefrina pueden ser causa o consecuencia. Es decir, que el mal estado de ánimo puede producir bajos niveles del neurotransmisor, y también puede suceder a la inversa.

En cualquier caso, es la ausencia de norepinefrina la causante de muchos síntomas de depresión, tales como:

  • Menor activación fisiológica.
  • Atención difusa o Dificultades de atención.
  • Disminución del ritmo cardíaco.
  • Distimia.
  • Disminución de la motivación.
  • Aumento de tiempo de reacción motora.
  • Falta de energía.
  • Apatía (desinterés y falta de entusiasmo).

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¿Qué hacer para regularla?

Lo primero que deberías hacer si tienes algún tipo de desequilibrio emocional es consultar con un profesional. Hay medicaciones especialmente diseñadas para ajustar los niveles de norepinefrina en sangre.

De todos modos, si quieres optar por algo natural o si tu problema aún no llegó a tanto, también puedes tomar algunas medidas domésticas para intentar regular la norepinefrina en sangre y, en general, para mantener tu estado de ánimo en equilibrio.

Llevar una alimentación equilibrada, especialmente rica en proteínas y Omega-3 es una buena manera de comenzar a cuidar tus niveles de norepinefrina.

Además, deberías pensar en hacer actividades que ayuden a regular tus hormonas y neurotransmisores, de modo tal de evitar el desequilibrio emocional. Hacer yoga o meditación, por ejemplo, es una buena idea para conectar con el momento presente, y conseguir un equilibro entre el cuerpo y el ánimo.

Hacer otro tipo de ejercicio también es bueno, aunque deberías evitar aquellos que generen demasiado estrés (por ejemplo, ser arquero de un equipo de fútbol).

Dar paseos y conectar con la naturaleza también puede ayudar a equilibrar tus hormonas y tus emociones.

¡Toma las cosas con calma y disfruta más la vida!

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Fuentes:

La Mente es Maravillosa

Cognifit

Muy Fitness