Todos conocimos a esos niños en la escuela (o tal vez nosotros fuimos esos niños) que simplemente no podían estar quietos. Se trata de los que más allá de distraerse un momento, pasaban gran parte del día en su propio mundo, dibujando, hablando o incluso jugando con otros niños. Incluso puede que ya en ese momento se hablara de TDA (Trastorno por Déficit de Atención) o TDAH (Trastorno por Défcit de Atención con Hiperactividad), pero tal vez aún no había tanta conciencia sobre ello como ahora.

El TDA y el TDAH son trastornos del desarrollo caracterizado por niveles de falta de atención, sobreactividad e impulsividad. Se trata de trastornos que afectan sobre todo durante la infancia, hasta el 5 % de los niños a nivel mundial puede sufrir alguno de los dos y se cree que al crecer persiste en el 50 % de ellos.

Según R. Rubio, quien descubrió hasta los 28 años que sufría de TDAH, escribió para Verne:

“Tener TDAH no significa solo que no pueda estarme quieta (aprendes a disimularlo, con más o menos éxito), sino también que tenga la sensación perenne de que algo dentro de mí está encendido, de que me esté cayendo por una montaña rusa sin final. Incluso cuando te propones firmemente parar, ya no puedes. Ponerle nombre ha sido el final de mi búsqueda por entender qué me pasaba y por qué vivir se me hacía tan difícil, y el principio de mi batalla por solucionarlo. Aunque, hablando con propiedad, no es algo que tenga solución: yo seré así siempre”.

El doctor Russel Barkley describe el TDAH como una imposibilidad para planificar el futuro, pues lo que aún no sucede está muy lejos y aunque ese futuro se acerque, la persona con TDAH no lo ve así hasta que está demasiado cerca, hasta que el momento de actuar llegó y no está preparada para enfrentarlo. Es vivir el futuro de golpe y sin preparación alguna.

Un usuario en Reddit que también lleva toda su vida luchando con el TDAH se refiere a él como:

“… se trata de tener filtros rotos en tu percepción. La gente normal tiene una especie de secretario mental que toma el 99% de la basura irrelevante que cruza su mente, y simplemente la elimina antes de que sea consciente de ello. Como tal, su espacio de trabajo mental es como una gran pizarra limpia, lista para contener y organizar información útil.

Las personas con TDAH ... no tienen ese lujo. Cada cosa que entra por la puerta principal se escribe directamente en la pizarra con letras rojas en negrita y subrayadas, sin importar lo que sea, y sin importar qué se debe borrar para que quepa”.

Por su parte, padres con hijos que sufren de TDA muchas veces tienen el mismo problema. En la escuela de sus hijos les dicen que al principio da chispazos de genialidad, parece entender todo y participa, pero si pasa demasiado tiempo haciendo una tarea, se desconcentra, desmotiva y pierde el interés.

Las terapias psicológicas han sido de gran ayuda para estos niños, cada vez más son mejores y muchas veces ni siquiera hay mención de medicamentos, que es lo que ha desmotivado a muchos padres a buscar alternativas ajenas a la medicina, pues es claro que no quieren que su hijo consuma químicos que le pueden afectar negativamente en el futuro.

Sin embargo, un psicólogo puede ayudar con terapias cognitivas, así como guiar no solo al niño, sino también a los padre para sacar lo mejor de la situación y ofrecerle un estilo de vida bastante cercano al del resto de sus amigos, ayudándolo a crecer de manera integral y feliz.

Fuente:

El País

Guia Infantil

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