Las noticias ofrecen una gran variedad de razones para enojarse. Y la diferencia de esta época con otras es el acceso que tenemos a ellas: gracias a las redes sociales tenemos información de todas partes del mundo al instante.

Pero no solamente nos llegan las noticias, sino que también podemos saber lo que opina cualquier persona con respecto a ellas. De hecho, lo más probable es que tu también hayas expresado tu opinión con respecto a los temas que te interesan, y leído las opiniones de otros sobre estos mismos temas. Y aunque no lo creas, sin importar de qué lado estés es posible que las mismas redes sociales potencien tu opinión, y como consecuencia te hagan sentir más enojado.

Para los investigadores de la opinión, las redes sociales ofrecen un interesante estudio. La investigación sobre distintos grupos reveló que la discusión entre personas de ideas afines radicaliza su opinión, es decir que la potencia. Por ejemplo: un grupo que comienza estando ligeramente en contra del aborto luego de leer las opiniones de otros con su misma opinión termina estando aún más en contra. Lo mismo para aquellos con la opinión contraria.

Según los expertos, hay dos fuerzas que potencian las opiniones en las discusiones grupales. Una es informativa: las personas aprenden nuevos argumentos para apoyar las opiniones que ya tienen. La segunda fuerza es social: las personas admiran y quieren imitar a quienes expresan las opiniones más extremas.

Las discusiones en las redes sociales tienen tanto aspectos informativos como sociales. En los hilos de Twitter de noticias, los tweets que ofrecen nuevos argumentos que apoyan una actitud particular obtienen más "me gusta" y retweets. Esto es porque los usuarios de Twitter aprenden argumentos relevantes para reforzar sus propias opiniones. Además, los usuarios con opiniones más radicales obtienen más seguidores, precisamente porque sus tweets resultan "explosivos" y tienen más repercusión.

Todo esto genera tensión en las personas, lo que puede llevar a serios cuadros de estrés.

Algunos casos de radicalización producto de las redes sociales ya han salido a la luz. La primavera árabe, la revolución ucraniana de 2014 y la revolución armenia de 2018 evolucionaron en las redes sociales, donde primero se expresaron las opiniones y luego se planificaron y coordinaron las acciones. Un caso extremo fue el uso de las redes sociales por parte de ISIS para reclutar combatientes y simpatizantes en todo el mundo, que hizo que miles de jóvenes occidentales viajaran a Siria e Irak motivados por el extremismo.

Cada día más personas confían en las redes sociales como su fuente de noticias, entretenimiento e interacciones sociales. Más allá de sus efectos políticos, es importante recordar desconectarse de vez en cuando, y no permitir que el enojo producto de las cosas que leemos se apodere de nosotros. Si bien son una gran herramienta para intercambiar opiniones, a veces es más sano dejar el celular y relajar la mente.

Fuentes:

Psychology Today