Sientes que vienes bien. Las cosas parecen estar encaminadas y no hay mayores sobresaltos. Sin embargo, hay una idea que no deja de dar vueltas en tu cabeza: tu vida no está yendo a ningún lado. Ese pensamiento crece con el correr de los días, hasta que te ahoga. ¡Pero si todo estaba bien! Descubres que has perdido el rumbo y no ahora no sabes cómo seguir.

¿Te suena familiar? No te preocupes. No eres la única persona que ha pasado por eso. Es que vivimos a un ritmo tan vertiginoso que es fácil perderse. Te despistas y de pronto no sabes a dónde has ido a parar.

Perder el rumbo no es un problema, pero no saber cómo volver a encontrar el camino sí lo es. Muchas veces desorientarse paraliza, y cuando esto sucede, esa sensación de no saber qué hacer con tu vida es cada vez peor. Básicamente, porque no estás haciendo nada.

No te preocupes. No hay soluciones mágicas en este complejo camino de la vida, pero sí existen algunas acciones que pueden ayudarte a volver a tu eje. ¿Quieres saber cuáles son?

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1. Date un respiro (en soledad)

Tómate un día o dos para desconectarte del mundo. Apaga el teléfono si puedes, o al menos desconéctate de Internet, y déjale dicho a las personas que puedan necesitar hallarte en una emergencia que deberán llamar.

A veces necesitamos respirar y escucharnos para entender lo que necesitamos. No imaginas el poder que puede tener pasar unas cuantas horas en soledad contigo mismo.

2. Intenta algo nuevo

Seguro haya algo que te gusta pero a lo que nunca le diste una chance. Este es un buen momento para intentarlo. No hablamos aquí de dejar tu trabajo para irte a viajar por el mundo, aunque tal vez en algún momento descubras que ese era el camino a seguir. Nos referimos a cosas más sencillas, como empezar ese curso de cocina que vienes posponiendo.

A veces pasar a la acción en algo pequeño es la mejor manera de volver a conectar con nuestra esencia.

3. Aprovecha las oportunidades

¿Cuántas veces dices que no por simple pereza? ¿Por qué no aceptar esa invitación de un amigo a un lugar nuevo, o decir que sí a una propuesta diferente? A veces dejamos pasar las oportunidades simplemente por dudar demasiado. ¡Ve por ellas!

4. Ponte en movimiento

Sal a correr, haz yoga, ve a nadar, usa la bicicleta o da un paseo diario. Empezar a mover el cuerpo puede hacer una diferencia enorme en tu forma de ver las cosas.

Pues el sedentarismo no solo hace daño a la salud. También te hace sentir lento, pesado y, aunque parezca paradójico, más cansado. Por decirlo de otro modo, te nubla la visión de las cosas. ¡No sabes la cantidad de ideas increíble sobre tu vida que pueden aparecer en un paseo nocturno!

5. Practica mindfulness

El mindfulness es una manera de estar siempre en el presente, pero sobre todo, de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. A veces, todo lo que necesitas puede estar ahí, al alcance de la mano, y solo tienes que aprender a verlo.

6. Organízate

Tal vez esa sensación de que no encuentras el rumbo se deba simplemente a que tu vida está desordenada. Quizá le estás dedicando demasiado tiempo a algo y muy poco a otra cosa, o estás “perdiendo el tiempo” sin darte cuenta.

Haz una lista con tus objetivos, desmenúzalos, y organiza los pasos que tienes que dar: cuánto más pequeño sea cada uno de ellos, más posibilidades habrá de que los concretes. El bullet journal es una herramienta que puede ayudarte en esto.

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Y sobre todo, no te desesperes. Eres humano. Si te lo tomas con calma y decides volver a encontrar el rumbo, verás que pronto volverás al ruedo.

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