Cuando en una familia está por nacer un bebé, todos empiezan a pensar en algunos elementos importantes como el parecido físico con los padres, el carácter y mucho más aún. Por otra parte, para cada uno de nosotros el nombre no es únicamente un elemento de reconocimiento ante los demás, sino es un verdadero signo de distinción.

Y para demostrar la importancia que tienen los nombres en general, véase el esmero de los padres a la hora de elegir el nombre de su bebé. Sin olvidar que esta elección podría suponer muchas polémicas debido a las preferencias de cada uno de los progenitores.

¿Cuáles son las consecuencias psicológicas relacionadas con la elección del nombre?

Ante todo es necesario subrayar que cada progenitor elige el nombre de su hijo según diferentes aspectos. Algunos prefieren los nombres que tienen un significado preciso; otros, en cambio, optan por el sonido y otros se empeñan en encontrar a toda costa el nombre más original posible.

Es obvio recordar que en muchas familias prevalece la tradición; por ejemplo, elegir el nombre del abuelo para el primer hijo varón.

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He aquí las 8 curiosidades psicológicas más relevantes en cuanto a la elección de los nombres para nuestros niños.

1. El nombre influye en la actitud de los demás

Ya a finales del siglo XIX el famoso analista Carl Gustav Jung habló de un halo de magia relacionada con el nombre de cada uno, afirmando que «El acto de imposición del nombre es, como el bautizo, algo que tiene gran importancia en la creación de la personalidad, ya que desde tiempos remotos al nombre se le atribuye un poder mágico. Conocer el nombre secreto de alguien significa ejercer poder sobre él (…). Otorgar un nombre significa pues otorgar potencia, otorgar una personalidad o un alma determinada (de aquí el hábito de poner a los niños el nombre de los santos).»

Nuestro nombre representa pues una tarjeta de presentación para todo el mundo, según explica el portal de referencia para el asesoramiento psicológico, HolaPsicologo.es. El sonido que tiene y el significado que evoca influyen directamente en la actitud de los demás hacia nosotros.

2. Al pronunciar el nombre, el cerebro emite impulsos

Quizás no todos sepan que cuando los demás pronuncian nuestro nombre, nuestro cerebro se pone en marcha. De hecho, es capaz de emitir una serie de impulsos e impresiones que no pueden sino tener cierta influencia a la hora de relacionarnos con los demás.

Por esta razón, es posible hablar de nombres musicales que son la opción ideal para que una persona esté más predispuesta a tener una relación con otra. Algunos estudios psicológicos lo revelan claramente: los nombres musicales y elegantes no pueden sino predisponer de manera positiva a las personas con las que nos relacionamos.

Para explicar mejor este concepto es posible remitir a un estudio interesante llevado a cabo por el profesor David Figlio, profesor de la Northwestern University de Illinois, que ha analizado el caso de 3.000 nombres elegidos por los padres para sus hijos. Este estudio ha arrojado muchos datos sobre el aspecto cómico o más serio de algunos nombres. Sin embargo, el profesor ha subrayado que el nombre no solo influye en la personalidad, sino también en otras decisiones importantes.

De hecho, Figlio ha hablado de nombres demasiado femeninos para un hombre que podrían crear muchos problemas de inseguridad. Sin olvidar algo evidente que ha puesto de manifiesto otro estudio: se tratan mejor a las personas que tienen un nombre más femenino y agraciado respecto a aquellas que tienen un nombre más andrógino que se podrían incluso penalizar.

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3. ¿Cuántos años vamos a vivir? Lo dice la inicial de nuestro nombre

Que el nombre influye en la personalidad de una persona es algo evidente. Para confirmarlo remitimos al estudio llevado a cabo en la Wayne State University de Detroit, donde los estudiosos han focalizado su atención en las iniciales de los nombres que habían elegido los padres para sus hijos.

De hecho, según parece, quien tiene un nombre que empieza por 'A' tendría más posibilidades de vivir respecto a quienes tienen un nombre que empieza por 'B', 'C' y 'D'. Este estudio ha tomado en consideración una serie de personalidades (unas 10.000) entre deportistas, profesionales y abogados. Los datos obtenidos han sido muy interesantes puesto que los Andrew y los Anthony vivieron más respecto a los Dylan y los Daniel. Se calcula que quienes tienen un nombre que empieza por 'A' viven 9,5 años más.

Está claro que los ejemplos analizados se refieren a Estados Unidos: sería interesante saber si puede aplicarse a Italia también. No nos queda sino esperar algún estudio que lo compruebe.

4. Nos acordamos más de las personas que tienen un nombre original pero cuidado para no exagerar

Son numerosos los estudios inherentes a los nombres que se le ponen a las personas y en lo mucho que estos influyen en la vida y las relaciones. Según otro estudio llevado a cabo por Zweinegenhaft, nos acordamos mejor de las personas que tienen un nombre muy original. Esto podría explicar por qué estos nombres son los más comunes.

Poner un nombre a nuestros hijos podría fortalecer nuestro ser individual. El nombre se convertirá en algo más que un simple signo de identificación. Sin duda alguna, esta es una cara de la medalla, la otra sería comprobar si la persona que ha recibido el nombre está contenta o no. De hecho, los niños más inseguros podrían sufrir al tener un nombre demasiado original.

Por este motivo es bueno que los padres no exageren y no elijan nombres demasiado originales. Esto podría hacer que su hijo sea ‘inolvidable’ pero podría suponer un ‘defecto’ de su personalidad.

5. Elegir el nombre de nuestros antepasados significa colocar pequeñas imágenes heredadas en el nombre

Una costumbre muy común presente en muchas zonas de Italia es poner a los bebés el nombre de un miembro de la familia. Basta pensar en quienes optan por el nombre de un abuelo o de una abuela o por el nombre de una persona fallecida y así por el estilo.

En este caso lo primero que hay que hacer es no crear un atmósfera negativa en la vida del bebé. Cada nombre tiene un efecto, incluso involuntario, en quien lo lleva: esto pasa sobre todo si el nombre está cargado de muchos significados para la familia o si está evocando recuerdos no totalmente positivos.

Pensemos en nombres célebres y poco comunes como puede ser Napoleón. En este caso es evidente que el nombre elegido quiere ser de buen agüero para que el niño tenga una vida muy carismática. Sin embargo, podría tratarse del comienzo de un proceso de identificación inconsciente que podría perjudicar la autoestima del niño.

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6. Los nombres y los estereotipos: lo que hay que saber

Que el mundo esté lleno de estereotipos es algo evidente. De hecho, hay muchísimos relacionados con el lugar de nacimiento del bebé, por ejemplo. Por esta razón también habría que prestar mucha atención antes de elegir el nombre para nuestros hijos.

Pensemos, por ejemplo, en una pareja que vive en el norte de Italia y que opta por un nombre típicamente del sur (de la zona de Nápoles o de Sicilia, por poner ejemplos). Esto no debe ser un límite sino simplemente una sugerencia para darnos cuenta de que el estereotipo puede surgir.

Por otra parte, existen también estereotipos de tipo literario: pensemos en aquellos padres que optan por nombres que remiten a los personajes de Tolstoj, por poner un ejemplo. En estos casos el niño se verá obligado cada vez a explicar por qué tiene un nombre tan especial.

Sin duda alguna en los últimos años se han elegido nombres originales, por no decir, únicos. Por esta razón es bueno pensar en los estereotipos sin que se vuelvan un problema.

7. Sentirse bien con un nombre que no nos gusta es posible

Uno de los problemas más comunes entre los padres que tienen que elegir el nombre de su hijo es elegir el nombre más adecuado y que le guste siempre. Por esta razón hay quienes prefieren optar por nombres clásicos y otros que se atreven un poco más.

Muchas personas que llevan un nombre que no les gusta lo usan de manera inteligente para conocer a nueva gente o para ser irónicos. Esto ofrece la posibilidad de establecer nuevas relaciones y se trata de una manera simpática para crear una impresión positiva y llevar un nombre que no nos gusta.

El nombre no oculta forzosamente un presagio; de hecho, quien se llama Dolores o Feliz no siempre se sentirá triste o contento. Está claro que hay que superar fáciles ironías…

Este elemento va más allá de las actitudes psicológicas: aun cuando tenemos un nombre que no nos gusta es posible encontrar el lado positivo de todo esto para ser irónicos o para gastar bromas con los amigos. En todo caso podríamos pensar en cambiarlo cuando evoca algo sumamente negativo o hasta un insulto.

8. Descubrir la mitología del nombre puede ser útil para apreciarlo más

La mayoría de los nombres ocultan una historia realmente especial. Incluso el nombre más común podría ocultar elementos históricos de un cierto nivel o podría remitir a la mitología.

De esta manera, cada uno de nosotros podría conocer fácilmente la historia que oculta su nombre. La mitología puede ser una ayuda concreta para quienes no aceptan llevar un nombre especialmente común.

Por todo esto es necesario prestar atención en esta serie de elementos para estar seguros cuando elegimos el nombre para nuestros hijos.

Finalmente, cabe precisar que más allá de nuestro nombre, cada uno de nosotros tendrá que dejar su huella y hacer todo lo posible para que los demás nos consideren. Mucha suerte, pues, para aquellos padres que tengan que elegir en los próximos meses el nombre para su bebé.