Hoy en día vivimos en un mundo competitivo en el que existe un elevado nivel de exigencia. Este frenético ritmo hace que algunas personas lleguen a pensar que no solo tienen que ser buenos sino que siempre deben buscar la excelencia, y hasta la perfección en todo lo que son o lo que hacen.

Incluso, en algunos casos puede surgir hasta sintomatología fóbica a no alcanzar la perfección. Este es el caso de aquellos que padecen atelofobia.

En el caso concreto de la atelofobia el estímulo fóbico es la imperfección, o mejor dicho no lograr alcanzar la perfección con sus acciones, ideas o creencias. En algunos casos ello también puede extenderse al comportamiento ajeno y no solo al propio.

Resulta sencillo pensar en la atelofobia como perfeccionismo, pero hay que tener en cuenta que no se limita a él. Aparece una auténtica ansiedad y reacciones somáticas y conductuales fuera de lo habitual y desproporcionadas en relación al posible riesgo que podría suponer.

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Esto significa que la persona con atelofobia va a sentir pavor ante la idea de hacer algo que no sea perfecto, evitando aquellas situaciones en que pueda hacerlo o empleando gran cantidad de tiempo en intentar hacer las cosas perfectas.

Resulta sencillo pensar en la atelofobia como perfeccionismo, pero hay que tener en cuenta que no se limita a él.

La sintomatología no acaba ahí, sino que la presencia de algún tipo de imperfección puede generar la aparición de taquicardias, hiperventilación, temblores, náuseas y vómitos o sudores fríos, entre otros, siendo ello reflejo del malestar psíquico o la ansiedad causada por la presencia del estímulo temido.

Consecuencias

La atelofobia supone un miedo a la imperfección que puede ocurrir en cualquier momento, lugar y situación, con lo que la tensión es más permanente. Así, es habitual que las personas que tienen este tipo de fobia nunca estén satisfechas consigo mismas y tengan un muy bajo autoconcepto y autoestima. También van a tener un elevado nivel de exigencia respecto a su propio comportamiento, no siendo nunca nada de lo que hacen suficientemente bueno y siempre comparando su actuación con la de aquellos que mejor hacen cada cosa. Este malestar hace que generalmente presenten síntomas depresivos e incluso cierta irritabilidad y hostilidad.

Y no sólo consigo mismos, también exigen mucho de los demás. Ello puede hacer que estas personas tengan severas dificultades en sus relaciones sociales, laborales y de pareja al considerar que sus relaciones y rendimiento con todos ellos, y la de ellos con él/ella, debiera ser perfecta. A ello también se suma la continua autocrítica, que puede generar cierto rechazo de estar presente de manera permanente.

Resulta imprescindible trabajar a través de la reestructuración cognitiva, a través de la cual se puede intentar modificar las creencias respecto a la propia eficacia personal y a la necesidad de hacerlo todo perfecto. Para ello puede ser de utilidad trabajar previamente en el origen de este miedo, qué significó entonces y qué significa ahora, cómo le afecta y cuándo aparece.

Asimismo, será necesario trabajar el nivel de autoexpectativa y la existencia de distorsiones cognitivas. Terapias en que se trabajen la autogratificación y la autoestima también van a ser de gran ayuda para mejorar la situación emocional de estas personas.

¿Conoces a alguien con este tipo de conducta?

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