Mauro es un adolescente de 14 años que vive en Argentina, es fanático del fútbol (como tantos argentinos) y que tiene una mamá y una hermana que lo acompañan en todas sus decisiones.

Gracias a eso, y a la Ley de Identidad de Género que rige en el país, Mauro es el primer menor de edad trans en tener un Documento de Identidad que reconoce el género con el que se identifica.

Es que Mauro nació biológicamente mujer, aunque nunca se sintió 100% como tal. Ya de chico, eligió la pelota a las muñecas, desdeñó el color rosa y tuvo actitudes “poco femeninas”. Pero su madre, Bárbara, siempre lo dejó ser y nunca le impuso nada.

Fuente: Infobae

Enojado con la cigüeña

Aunque su madre siempre notó su forma de ser “machona” (sic), nunca le dio importancia. Su hija era como era y ya está. Pero fue un acto escolar lo que definió que las cosas iban en serio.

Las maestras notificaron por nota a todos los padres acerca del rol que le había tocado representar a cada niño y niña en el acto del día de la patria. Bárbara ya pensaba en vestidos de época para su hija, pero se encontró con una sorpresa: le tocaría hacer de aguatero.

Al principio, la mamá de Mauro se enojó. ¿Por qué le daban ese papel a su hija? Pero al final, eso desató la que fue, quizá, la conversación más importante que han tenido. Puesto que Mauro le explicó que él había elegido ese papel. También le dijo las palabras que siempre se quedarían en la cabeza de su madre:

– Mamá, voy a cagar a palos a la cigüeña…
– ¿Por qué, hija?
– ¿No lo ves? Me trajo nena y yo soy varón.

A partir de allí (y luego de que Bárbara realmente comprendiera lo que estaba pasando en la vida del más chico de la familia), comenzó la etapa de transición.

Mauro y su hermana durante partido de fútbol. Fuente: infobae

El acompañamiento, la pieza clave

"Yo no entendía bien qué estaba pasando. Uno, como muy progre, puede pensar en tener un hijo gay, una hija lesbiana, pero un hijo trans no está en la cabeza de nadie y no hay mucha información al respecto", confiesa Bárbara, quien hoy es experta en temas de identidad de género.

Se hizo experta por amor a su hijo, y por la seguridad de que lo acompañaría en todo el proceso. Pero no fue fácil, pues debió dedicarse completamente al tema, que tiene muchas facetas.

Mauro, su mamá y su hermana. Fuente: Infobae

La elección del nombre para el DNI, por ejemplo. En el caso de Mauro, eligió el nombre de abuelo materno, que falleció cuando Bárbara era chica:

– Mamá, ¿cómo me hubieras puesto si nacía varón?
– Siempre pensé en Mauro, como tu abuelo.
– ¿Sabés qué? Yo quiero llevar el nombre de mi abuelo.

Las maestras, esas que le dieron el rol de aguatero para el acto patriótico, también fueron muy importantes en el proceso.

Más allá de todos los avances en cuestiones de género que se hacen día a día, todavía es una situación que muchos no entienden ni aceptan.

Por eso, el caso de Mauro es ejemplificador, y demuestra la importancia que tiene la información respecto de Identidad de Género, como así también lo fundamental que puede ser una educación inclusiva en la vida de los niños.

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Fuentes:

Infobae