Los heliotropos son una familia de plantas floreadas que giran en dirección al sol durante el día y, de noche, vuelven a orientarse hacia el este para recibirlo nuevamente que van girando a lo largo del día, orientándose siempre hacia el sol.

En términos más generales, el efecto heliotrópico podría definirse como la tendencia de los sistemas vivos de procurar lo que da vida y evitar lo que puede destruirla. Pero, ¿esto solo es válido para las plantas y algunos animales como los insectos?

El psicólogo David Cooperrider fue uno de los primeros en sostener que este efecto también se da entre las personas, ya que solemos sentirnos más atraídos hacia lo "luminoso" y positivo.

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A nivel emocional es más simple verlo: existen estudios que han encontrado relaciones entre las emociones positivas y la longevidad. Lo mismo se aplica a la visualización: si nos orientamos mentalmente hacia lo positivo, predisponiéndonos a ellos, abrimos las probabilidades de que eso suceda porque nos quitamos los prejuicios o dejamos los miedos de lado que muchas veces, son los que nos impiden avanzar. Esto mismo se aplica no solo para uno mismo sino también para las relaciones con otros.

Así como hay personas que transmiten energía positiva, motivan y ayudan a otras, son generosas y confiables; hay otras que parecen absorber esa energía y devolver crítica, envidia o egoísmo. La clave está en empezar a ser más selectivo con las personas con quienes compartimos esa energía.

Además, el efecto heliotrópico crea un círculo positivo: nos mantiene cerca de otros que están alineados con nosotros, expande la energía positiva y al mismo tiempo la atrae.

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Por otro lado, a nivel científico, el doctor Kim Cameron, de la Universidad de Michigan señaló que en relación a la memoria, por ejemplo, las personas manifiestan mayor facilidad para aprender y recordar palabras que tienen connotaciones positivas, en relación a las neutras o negativas.

También, por ejemplo, tendemos a recordar más lo positivo que lo negativo; e incluso nos volvemos más cercanos a los estímulos positivos y más lejanos de los negativos.

Los lingüistas también señalan, como otro ejemplo, que los términos positivos comienzan a usarse en un idioma, por lo general, antes que su opuesto.

Cómo fomentar el efecto heliotrópico

  • Reconocer lo “luminoso” en uno mismo y en los demás.
  • Priorizar el contacto con las personas que nos hacen sentir mejor.
  • Construir relaciones basadas en la nutrición mutua, la evolución; e intentar dejar atrás vínculos tóxicos.
  • Cultivar la generosidad.
  • Permanecer abiertos y flexibles.
  • No anteponer el "no" a las cosas.
  • Formular los objetivos siempre de forma afirmativa.

Fuentes:

Cuerpo Mente