Como ya hemos visto, todos los eneatipos se relacionan describiendo un recorrido particular, de modo que, a nuestro criterio, cada uno de los nueve genera su propia imagen arquetípica. En esta nota, encontramos al OCHO: el líder, el justiciero, quien no tiene medias tintas. Como podemos ver en la imagen a continuación, sus Alas son el SIETE y el NUEVE, sus brazos, el DOS y el CINCO, sus eneatipos consonantes, en sus ejes con el TRES y con el CUATRO y su punto ciego, representado por un eje, con un eneatipo en cada extremo, el UNO y el SEIS.

image 8

[También te puede interesar: Cómo reconocer los eneatipos de las personas con las que convivimos.]

Los vínculos alas

Cada persona desarrolla atributos y características de una o de ambas tipologías contiguas a la suya: las alas. Ellas sirven para equilibrar la tendencia de fondo del eneatipo. Habitualmente, una de las alas se desarrolla una etapa de la vida y nuestra misión consiste en orientarse hacia la otra, a fin de lograr un deseado balance. Esto muchas veces acontece espontáneamente, aun en personas que desconocen el eneagrama.

Las Alas del Ocho son el SIETE y el NUEVE.

¿Cómo es el SIETE y qué le trae al OCHO?

El SIETE es “el optimista”. Fantasea sobre las infinitas posibilidades que ofrece la vida. Es una persona que nunca pierde la magia de la niñez, contagia su exuberancia, su vitalidad y su alegría donde quiera que se desenvuelva. Esta característica refleja su actitud positiva que marca su modo de ser, de situarse y de relacionarse. Si el OCHO tiene desarrollada el ala SIETE, se vuelve más espontáneo, menos belicoso. El SIETE le trae al OCHO la posibilidad de pasar de torturarse a liberarse.

¿Cómo es el NUEVE y qué le trae al OCHO?

El NUEVE es el “pacificador”. Siente visceralmente el anhelo de armonía. Sabe escuchar, evita ser crítico o formular juicios sobre los demás. Su modo calmo y natural de expresar verdades duras hacen que a los otros les resulte sencillo aceptarlas. Si el OCHO tiene desarrollada el ala NUEVE, se vuelve más gentil, receptivo y bondadoso. El NUEVE le trae al OCHO la posibilidad de pasar de la pasión a la mesura.

shutterstock_1438256546

Los vínculos brazos

Como mencionamos anteriormente, cada persona desarrolla características de las tipologías ubicadas a su derecha y a su izquierda (las alas) al mismo tiempo que establece un vínculo primario con dos eneatipos específicos, denominados brazos.

Los brazos nos ayudan a identificar indicadores de crecimiento y signos de estrés y, más aún, nos señalan qué cualidades nos hace falta integrar. Los movimientos en ambas direcciones son procesos que ocurren de modo natural. Comprenderlos y reconocerlos en nuestra vida diaria requiere una atenta auto-observación.

Los brazos del Ocho son el Dos y el Cinco.

El DOS es afectuoso, generoso y empático. Su capacidad de entrega hace posible que intuya las necesidades de los demás y su generosidad, lo lleva a actuar en consecuencia. El cariño e interés que siente y el bien que prodiga, lo hace sentir una persona valiosa. De igual modo, es reconocido y valorado por todo aquel que está en contacto con él. Este modo de actuar puede apaciguar la impulsividad del OCHO, invitándolo a desarrollar el respeto por el otro.

El CINCO como buen observador, reflexiona sobre los misterios de la vida. Por lo tanto, observa la realidad para obtener de ella conocimiento y, en consecuencia, tener la posibilidad de crecer. Es contemplativo, introvertido y solitario. Tiene óptimas capacidades críticas y de valoración. Teniendo en cuenta estas características, le brinda al OCHO la oportunidad de atemperar su impulsividad, dándole paso a la cautela.

shutterstock_1046607349

[También te puede interesar: ¿De dónde surgen las características de los eneatipos?.]

Los eneatipos consonantes: ejes

Además de dos alas, dos brazos y dos puntos ciegos, cada eneatipo tiene dos eneatipos consonantes con los cuales constituye un eje. Habitualmente canalizamos la energía de un modo particular; el rol del eneatipo consonante consiste en poner de manifiesto caminos alternativos posibles, generalmente opuestos. Es decir que los eneatipos consonantes se muestran mutuamente, modalidades complementarias.

Los eneatipos con los cuales el OCHO conforma un eje son el TRES y el CUATRO.

El TRES y el OCHO comparten el eje de la independencia (de un hacer fructífero al hacer ético y viceversa) El TRES se caracteriza por ser confiado, eficiente, emprendedor. Es exitoso llevando a cabo sus proyectos de manera competente, así también como proponiéndose objetivos y cumpliéndolos. Muestra al OCHO que es posible pasar del ímpetu a la acción efectiva. El OCHO es un líder nato. Capaz de luchar por aquello en lo que cree, sin dejarse manipular porque lo guían fuertes convicciones personales, como el valor de la justicia, que ocupa el centro de su vida. Invita al TRES a pasar de un hacer prolífico a un hacer ético, cultivando el altruismo.

El CUATRO y el OCHO comparten el eje de la fuerza (de la fuerza creadora interior al poder exterior y viceversa) El CUATRO es el creativo. Su gran riqueza emotiva y su especial sensibilidad le dan acceso a las vivencias interiores y a cultivar la espiritualidad. Ayuda al OCHO a transitar desde su poder natural de dominio hacia la fuerza creadora interior. Al mismo tiempo, el OCHO transmite intensidad, fuerza, decisión y realismo en lo que emprende. La claridad de sus ideas y la autenticidad de sus convicciones le permiten comunicar a su entorno su visión, implicándolo en sus causas. En tal sentido, ayuda al CUATRO a fortalecer la confianza en sí mismo, a autoafirmarse.

Los puntos ciegos

Todos los vínculos que establecemos son igualmente significativos y señalan un sendero de crecimiento e integración. Los eneatipos con los que natural o espontáneamente no tenemos afinidad o vincularidad, constituyen un eje que denominamos punto ciego.

El OCHO es ciego al eje del deber ser, representado por el UNO y el SEIS en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el UNO y el SEIS le permitirán al OCHO salir de su rebeldía e intentar integrarse. El UNO es “el idealista”. Se esfuerza por mejorar la realidad, tanto dentro como fuera de sí mismo, para contribuir a crear un orden moral. El UNO le trae al OCHO la posibilidad de poder pasar del arrebato al auto-dominio. El SEIS es el “confiable”. Posee una gran capacidad de trabajo, sabe llevar a término los proyectos y es capaz de sacrificarse por los demás. Es fiel a la autoridad y valora los principios basados en la participación libre y la aceptación reciprocas. El SEIS le trae al OCHO la posibilidad de pasar de liderar a colaborar.

shutterstock_377870629

Esperamos que la descripción de los vínculos que establece el eneatipo OCHO con los demás, los ayude a comprender que nuestra misión en la vida consiste en reconocer y compartir nuestras sabidurías específicas, así como estar receptivo a las sabidurías de los otros.