Un estudio liderado por investigadores de la Universidad del Sur de California, Los Angeles (EE.UU.) ha determinado que España es el país europeo en el que más ha aumentado el nivel de felicidad de sus ciudadanos en los últimos 40 años.

Sin embargo, los países escandinavos como Suecia y Dinamarca, quien dispone del primer museo de la felicidad del mundo, se sitúan en el extremo opuesto bajando 0,33 puntos.

La clave: políticas de bienestar social

El trabajo fue publicado en la revista PNAS en la que se analizaron los cambios en los niveles de felicidad de 10 países europeos entre 1981 y 2018.

El estudio concluye que el factor clave que determina que los habitantes de una región sean más o menos felices no es otro que la generosidad de los estados aplicando políticas de bienestar social. En concreto, prestaciones por desempleo, bajas laborales y pensiones.

Anteriormente, a la hora de intentar medir cuán feliz era una población, se solían tomar en consideración cuatro factores.

En primer lugar, el crecimiento económico del país y el aumento del capital social, entendido como la confianza de cada ciudadano en los demás. Finalmente, las políticas de bienestar social y la contaminación ambiental, sobre todo por partículas finas, que son las más perjudiciales para la salud.

Incluso, estudios anteriores han demostrado que una mejora en cada uno de estos factores, de forma individual se relaciona con un aumento en la satisfacción de la ciudadanía a corto plazo.

No obstante, los investigadores querían saber si esas mejoras también explicaban las tendencias a largo plazo del estado de bienestar de una población y qué factor de esos cuatro era el más influyente.

Tras analizarlos uno por uno y compararlos entre sí vieron que el único que podía relacionarse con una tendencia al alza o a la baja de los niveles de felicidad de la población era la generosidad de los gobiernos a la hora de aplicar y financiar políticas sociales.

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felicidad
Cuando un país experimenta crecimiento económico e invierte ese dinero en mejoras para la sociedad, sus ciudadanos son más felices

Niveles de bienestar y satisfacción ciudadana

Curiosamente, el nivel de felicidad de un ciudadano no está vinculado a si se beneficia o no de esas medidas sociales.

Una persona asalariada no cobra prestación por desempleo, ponen como ejemplo los autores del trabajo, pero simplemente el saber que es un derecho que tiene garantizado en caso de perder su trabajo rebaja sus niveles de ansiedad y le hace sentir más satisfecho.

“En los países escandinavos el nivel de bienestar era muy elevado, por lo que ha aumentado poco”, al contrario que en España, explica Ada Ferrer i Carbonell, investigadora Icrea en el Institut d’Anàlisi Econòmica (IAE) del CSIC, que ha revisado este artículo científico.

“El quid de la cuestión es el índice de generosidad, el gasto que hace un gobierno en el sistema de bienestar, en educación, en salud, en pensiones. Solo si, cuando un país experimenta crecimiento económico, invierte ese dinero en mejoras para la sociedad, sus ciudadanos son más felices”.

De hecho, los países ricos son generalmente más felices que los países pobres. No obstante un mayor crecimiento del PIB por cápita no redunda en ciudadanos inmensamente más felices.

Fuente: La cara buena del mundo