El selfie se ha convertido en uno de los mayores fenómenos culturales de esta década. Su ascenso en la vida pública ha traído toda clase de prácticas publicitarias que "embellecen" la fotografía para que quepa dentro del estándar de belleza. En consecuencia, muchos jóvenes sienten que tienen que editar sus autorretratos para que sean bellos.

Esto no es nada nuevo. De hecho, es un fenómeno estudiado por expertos. El fotógrafo británico John Rankin Waddell ha respondido ideando junto a la agencia creativa M&C Saatchi un proyecto llamado Selfie Harm, en el que se planea reflejar la imagen ideal que los participantes desearían tener, y cuán distinta es de su verdadera apariencia.

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En el marco del proyecto se reclutó algunos jóvenes para una sesión de fotos únicamente de sus rostros para luego dejarlos editar las fotografías hasta que estuvieran contentos con el resultado. Se pretende entonces revelar el notable contraste entre las imágenes originales y las editadas por los participantes, a modo de reflexión sobre el impacto de la cultura del selfie en la autoimagen de los adolescentes.

En los resultados se puede observar que, efectivamente, las imágenes editadas y las originales presentan diferencias muy evidentes, que probablemente reflejan las inseguridades de los fotografiados con respecto a su apariencia.

Rankin explica: “El programa que usamos fue Facetune pero hay cientos de estas aplicaciones; lo más significativo es que no seleccionamos gente acostumbrada a utilizar estas herramientas, sino adolescentes elegidos aleatoriamente”.

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Algunas de las fotos retocadas pueden resultar desconcertantes en comparación con la original. Abundan los cutis pulidos, sin una sola mancha o marca de nacimiento. Algunos de los participantes incluso cambiaron sus facciones ligeramente en lo que suponemos fue un intento por acercarse a su imagen ideal.

El propio fotógrafo admite que programas como Facetune son de alguna forma equivalentes a juegos de computadora, y puede ser muy divertido jugar con tu apariencia. Pero ¿a caso estas modificaciones revelan una realidad más profunda sobre lo que pensamos de nuestra apariencia?

Ante todo esto, Rankin pregunta: “Si puedes ser una versión 'más pulida' de ti mismo, ¿qué tan difícil puede ser aceptar quién eres en realidad?”.

¿Qué te parece esta iniciativa? ¿modificarías tus facciones para alcanzar una belleza "ideal"?

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Fuente:

Cultura Inquieta