En esta nota cerramos la serie de nueve notas sobre cada eneatipo y su vincularidad con los otros eneatipos. Exploramos desde donde perciben el mundo y que le trae cada eneatipo de regalo al otro. Como hemos comentado en nuestras notas anteriores, ningún eneatipo ve el eneagrama “desde lo alto”, cada eneatipo percibe el eneagrama desde un ángulo propio. El NUEVE verá a sus alas (UNO y DOS), a sus brazos (TRES y SEIS), a sus consonantes (CUATRO y CINCO) y sus puntos ciegos (DOS y SIETE).

Los vínculos alas

Cada persona desarrolla atributos y características de una o de ambas tipologías contiguas a la suya. Estas son denominadas Alas. El ala sirve para equilibrar la tendencia de fondo del eneatipo. Habitualmente, una de las alas se desarrolla en la primera mitad de la vida; una de las misiones en la segunda mitad de la vida consiste en orientarse hacia la otra. Esto, muchas veces esto acontece espontáneamente, aun en personas que desconocen el eneagrama.

LAS ALAS DEL OCHO SON EL SIETE Y EL UNO.

¿Cómo es el SIETE y qué le trae al NUEVE?

El OCHO es el “líder”. Siente visceralmente la necesidad de luchar por las cosas en las que cree, sin dejarse manipular por sus convicciones, como el valor de la justicia que ocupa siempre el centro de su vida. La claridad de sus ideas y la autenticidad de sus convicciones lo hacen capaz de implicar a los demás en sus causas o cruzadas, transmitiendo fuerza, decisión y realismo, generando un alto grado de confianza. Si el NUEVE tiene desarrollada el ala OCHO, logra expresar mejor sus deseos y se compromete. Aunque también puede volverse terco y autoritario. El OCHO le trae al NUEVE la posibilidad de pasar de la neutralidad a la pasión.

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¿Cómo es el UNO y qué le trae al NUEVE?

El UNO es “el idealista”. Su energía se canaliza en el esfuerzo por mejorar la realidad tanto dentro como fuera de sí mismo (para contribuir a crear un orden moral). Tiene cualidades de líder, estimulando a los demás a superarse a sí mismos. Se distingue por ser ético, confiable, productivo y auto-disciplinado. Si el NUEVE tiene desarrollada el ala UNO, se vuelve activo y capaz de dar vida a nuevos proyectos. Aunque también puede volverse arbitrario y rígido. El UNO le trae al NUEVE la posibilidad de pasar de la inercia a la iniciativa.

Los vínculos brazos

Asimismo, cada eneatipo tiene un vínculo primario con dos eneatipos específicos: estos se denominan Brazos. Los brazos del NUEVE son: el SEIS y el TRES. En un primer momento, el NUEVE se siente identificado con los aspectos del SEIS y posteriormente, con los del TRES.

LOS BRAZOS DEL OCHO SON EL SEIS Y EL TRES.

¿Cómo es el SEIS y qué le trae al NUEVE? El SEIS es el “confiable”. No tolera situaciones ambiguas. Este eneatipo se caracteriza básicamente por la pertenencia y la fidelidad (familia, iglesia, equipo deportivo, partido político). Posee una gran capacidad de trabajo en equipo, sabe llevar a término los proyectos. Es una persona leal, responsable y dedicada. Sin embargo, también puede ser miedosa, indecisa, desconfiada. Lo lleva a realizarse la siguiente pregunta ¿Por qué me cuesta tanto motivarme? El SEIS le trae al NUEVE la posibilidad de pasar de la imparcialidad a la preferencia.

¿Cómo es el TRES y qué le trae al NUEVE? El TRES es “el exitoso”. En él pulsa el desafío de la vida. Le resulta fácil llevar a cabo sus cometidos de manera efectiva y competente, proponerse objetivos y cumplirlos, así como apasionar a otras personas, motivarlas y capacitarlas. Se distingue por la claridad de objetivos, el alto nivel de energía que lo anima, por la confianza con la que mira el futuro y la intensidad con la que trabaja. Es una persona optimista, eficiente, emprendedora y enérgica. El TRES le trae al NUEVE la posibilidad de pasar de la pasividad a la acción.

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Los eneatipos consonantes: ejes

Cada eneatipo tiene dos eneatipos Consonantes, con los cuales constituye un eje. El NUEVE y el CUATRO constituyen el eje de la interioridad. El CUATRO es “el creativo”. Siente intensamente la energía de la vida. Lo caracteriza una especial sensibilidad, que le da acceso a las vivencias interiores y a cultivar la espiritualidad y una natural capacidad intuitiva, que le permite captar lo que los demás piensan y sienten. El CUATRO le trae al NUEVE la posibilidad de pasar de la mimetización a la autenticidad.

El NUEVE y el CINCO constituyen el eje de la contemplación. El CINCO es el “observador”. Reflexiona sobre los misterios de la vida. Es introvertido, solitario y objetivo; se cuestiona las causas e indaga la realidad en detalle. El CINCO le trae al NUEVE la posibilidad de discernir entre callar para no confrontar y callar por no tener nada que agregar.

Los puntos ciegos

Por último, cada eneatipo es Ciego a un Eje. Es importante identificarlo porque los eneatipos que lo constituyen, son aquellos con los cuales tiene menor vincularidad. El NUEVE es ciego al eje de la comunicación, representado por el DOS y el SIETE en cada extremo. En modos opuestos complementarios, el DOS y el SIETE le permitirán al NUEVE salir de su pasividad y acercarse a los otros. El DOS es “el que da”. La relación entendida como amor y/o amistad, es la dimensión más importante de su existencia. El DOS le trae al NUEVE la posibilidad de pasar de la indiferencia al compromiso afectivo. El SIETE es “el optimista”. Estima como un verdadero valor la variedad y no está dispuesto a perderse nada de cuanto estimulante y gratificante pueda ofrecerle la vida. El SIETE le trae al NUEVE la posibilidad de pasar de quedarse a salir.

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