La actriz Kirsten Dunst no puede disimular su decepción ante el escaso reconocimiento que Hollywood ha tenido hacia sus logros. En una entrevista en radio SiriusXM, la artista compartió su inquietud por el tratamiento que recibieron películas como María Antonieta o Muérete, bonita, ignoradas en su momento por crítica y académicos, pero consideradas hoy como filmes de culto.

“Es interesante porque siento que mucha de las cosas que hago son apreciadas por la gente tras un tiempo. Nunca he sido reconocida por la industria. Nunca me han nominado por nada”.

La actriz puede presumir de gozar de una de las carreras interpretativas más completas y envidiables de las últimas décadas, como Spiderman, Las vírgenes suicidas, Melancolía y filmes generacionales como ¡Olvídate de mí!, A por todas, Mujercitas y Jumanji.

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Foto: Movistar+.

“Siempre he sentido que no era nadie. No sé, quizás creen que sigo siendo la chica de A por todas”

Medios como la revista Nylon, la tildó como la “actriz más infravalorada de su generación”. La actriz inauguró el mes de agosto con una estrella en el paseo de la Fama de Hollywood, acompañada de su marido y padre de su hijo, el actor Jesse Plemons (Breaking Bad). “Soy muy afortunado por tenerte en mi vida y Hollywood Boulevard es muy afortunada por tenerte en sus aceras”.

La intérprete, en uno de sus últimos roles en el cine, La seducción, se negó a perder el peso que su directora e íntima amiga, Sofia Coppola, le había pedido para dar vida al personaje. “Es mucho más difícil [adelgazar] cuando tienes 35 años y odias hacer ejercicio. Quería comer pollo frito y comida del McDonald’s antes de trabajar, así que le dije que lo sentía pero que no perdería peso para el papel”.

Una decisión que fue respetada por la directora que apostó por ella cuando era solo una adolescente en Las vírgenes suicidas, y que Dunst cita como uno de sus pilares fundamentales. “Cuando era más joven tuve a mujeres realmente fuertes a mi alrededor: mi madre, Sofia. (…) Adquirí una gran conciencia de lo que me hace sentir cómoda”.

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Foto: Movistar+.

En la misma entrevista, Dunst desveló que uno de los productores de Spiderman trató de presionarla para que se cambiara los dientes y se pusiera “una de esas perfectas sonrisas de Barbie”. La presión que sintió por ser una estrella de alcance internacional la sumergió en una profunda depresión con apenas 27 años, y ella misma tomó la decisión de apartarse de los focos durante un tiempo e internarse en un centro de rehabilitación.

“Es injusto que se espere que una artista hable muy bien en público, que tenga la piel lo suficientemente gruesa como para soportar a veces críticas muy hirientes. Y, además, para poder hacer su trabajo, que sea muy sensible y tenga los sentimientos a flor de piel”, dijo en una entrevista de 2015.

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Tras el nacimiento de su hijo Ennis, el peso ganado durante el embarazo y la influencia de este en su futuro profesional a corto plazo, volvió a convertirse en tema de debate. Pero en este punto de su vida, y tras tres décadas de profesión, Dunst considera que está lo suficientemente establecida en la industria como para no tener prisa en “recuperar de nuevo los abdominales”.

“El beneficio de crecer siendo conocida es que tengo una perspectiva muy sana de lo que significa ser actriz. (…) Tengo una cantidad saludable de vanidad que no se ha convertido en algo destructivo y muchos modelos de conducta. Mira a Patricia Arquette”.

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Fuente: Smoda.