Un piercing no es nada del otro mundo, ¿verdad? Es una operación sencilla y rápida que no tiene mayores complicaciones. O al menos eso es lo que la mayoría pensamos, pero resulta que sí hay algunos peligros que muchos desconocemos y que pueden cambiar nuestras vidas.

Layane Dias es una joven brasileña que como muchas otras chicas de 19 años decidió hacerse un piercing en julio del año pasado. Nunca sospechó que por una mala praxis terminaría en silla de ruedas.

La pesadilla empezó poco después de haberse realizado el piercing. Al principio sintió fiebre, irritación e inflamación en su nariz. Pensó que no era nada de mayor importancia, pero en realidad los problemas apenas comenzaban: pronto perdió la sensibilidad desde los senos hacia abajo. Fue entonces cuando decidió ir al médico.

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El médico me preguntó si había tenido alguna herida en la nariz o algo similar porque, tal como me explicó, esa bacteria suele generarse en las fosas nasales. Fue entonces cuando le conté que me había hecho un piercing en la nariz el mes anterior”, señaló Layene en una entrevista para la cadena de noticias BBC.

Aseguró que al momento de realizarse la perforación la nariz se le hinchó, tomó tonalidades rojas y se enfermó. Como los síntomas desaparecieron en los días siguientes, no le dio importancia.

Con el correr de los días, la debilidad se convirtió en dolor y no se encontraba la causa. Todo se aclaró cuando fue trasladada a Brasilia y una resonancia magnética dejó ver que presentaba una infección y que había acumulado medio litro de pus entre tres de sus vértebras. Eso estaba impidiendo su libre movilidad.

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La joven fue operada justo a tiempo, antes de que la infección se propagara y pudiera poner en riesgo su vida. Pero antes de la operación, ya había perdido la movilidad del pecho hacia abajo.

Lejos de sentirse deprimida o derrotada, Layane se mantiene firme en su deseo por caminar de nuevo y cuenta su historia en Instagram, donde acumula casi 45 mil seguidores. Así informa a otros sobre los potenciales peligros de los piercings y la importancia de asistir a establecimientos donde la seguridad personal esté garantizada.

Los especialistas no aseguran que vuelva a caminar, pero Layane no se rinde. Asegura que no quiere utilizar su historia para evitar que la gente se haga piercings, pero aboga por tener cuidado respecto de los lugares en los que se hacen los procedimientos.

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Fuentes:

Clarín

El Español