A nivel individual, la moda representa cómo nos sentimos acerca de nosotros mismos y que es lo que queremos decirle al mundo acerca de quienes somos. Además, cuenta una historia acerca de nuestra cultura y comportamiento social.

Hemos vestido ropa casi desde el principio de los tiempos, pero la moda no siempre fue producida y consumida de la forma en que lo es ahora.

¿Sabes qué implica la slow fashion y la fast fashion para las personas y el medio ambiente? Aquí te compartimos una sencilla comparación entre las dos formas de moda predominantes en la actualidad.

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Fast fashion

Los impactos ambientales son muy diferentes entre una y otra. La moda rápida o fast fashion se ha convertido en la segunda industria más contaminante detrás del petróleo. Esto se debe a que promueve el uso de materiales contaminantes como el poliester y provoca una contaminación masiva debido a su altísima rotación de producto (transporte, producción y residuos entre lo más destacado).

Fast fashion

El fast fashion se basa en crear prendas de manera rápida y en grandes volúmenes. Para lograrlo sacrifica las buenas prácticas comerciales en pos de la productividad y de los beneficios. Así, opera de una manera no sustentable.

¿Sabías que la media de uso de una prenda es de tan solo siete veces? Imagina el nivel de producción que se necesita para cubrir esta gran demanda. Se consume un gran número de recursos, como grandes cantidades agua. Por ejemplo, para fabricar un solo pantalón vaquero, ¡se requieren 3.000 litros de agua!

Como consecuencia de esta producción elevada, se generan muchos residuos que hay que gestionar. A menudo, este tipo de empresas no se deshacen de ellos de manera ética y responsable, sino que los arrojan a ríos o al mar, lo cual tiene un impacto negativo en la vida de ese ecosistema.

También es pasajera. Se fomenta que la población se haga con una prenda de moda que no tiene la calidad suficiente para durar varios años, por lo que se incentiva una rueda de mayor consumo.

Además, bajo la lógica del fast fashion se consigue hacer productos más baratos con condiciones de trabajo injustas para las personas que las fabrican. La producción se suele realizar en países en vías de desarrollo a un coste mínimo, con gran impacto negativo en las comunidades y claramente, sin respetar el ambiente.

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Slow fashion

El slow fashion nació con el propósito de seguir disfrutando de la moda sin tener un impacto tan negativo en el planeta. Su filosofía aboga por prendas fabricadas con materiales de calidad, que sean duraderas y atemporales para que las podamos disfrutar durante el mayor tiempo posible.

La moda ecológica o slow fashion es lo opuesto de la moda que es industrializada. Resalta la necesidad de poder vestirse y consumir ropa con un intercambio más justo entre las partes implicadas en la producción, concienciando al consumidor sobre los beneficios de este tipo de moda.

Además, fomenta una actitud frente al consumo más responsable y ética. Por ello, es opuesta a las producciones que se realizan en cadena.

Al haber una mayor conciencia por el cuidado del ambiente, por las condiciones de trabajo de personas con mucha necesidad y por cómo afectan nuestras decisiones de consumo en tantos otros aspectos, cada vez hay más personas adquieren ropa con la garantía de comercio justo.

Ten en cuenta que al escoger la ropa que vas a comprar puedes informarte sobre la procedencia de los materiales. De esta manera, sabrás cómo ha sido fabricada, por qué empresa y bajo qué condiciones. ¡Vale la pena!

Y tú, ¿con qué tipo de moda te quedas?

Fuentes:

Oxfam

Cuerpo Mente