Ganadería, cultivos de soja, minería: en aras de estas actividades se talaron enormes superficies de selva amazónica durante el gobierno de Jair Bolsonaro. En 2022 fueron casi dos millones de hectáreas.

En sus cuatro años de mandato, Bolsonaro debilitó las normas contra la deforestación y recortó el presupuesto de organismos de control de delitos ambientales. Además, respaldó leyes que permiten la minería en zonas indígenas, con consecuencias dramáticas.

En 2015, el 25 por ciento de la pérdida mundial de bosques tropicales primarios recayó en ese país. Dicha cantidad se incrementó al 43 por ciento en 2022, según un informe de Global Forest Watch (GFW), publicado por el World Resources Institute (WRI).

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva asumió su cargo en enero de 2023 con la promesa de poner coto a la tala ilegal en la Amazonía hasta 2030. Un objetivo ambicioso, según el ambientalista brasileño Paulo Massoca, investigador de la universidad Bloomington, de Indiana.

"La gente tala el bosque para especular y ganar dinero, y desgraciadamente aún hoy no valoramos los recursos forestales”, lamenta en conversación con DW.

Brasil, a la cabeza mundial de la tala

El año pasado, Brasil encabezó la lista mundial de la pérdida de árboles. Le siguen, de lejos, la República Democrática del Congo y Bolivia. En lo tocante a los bosques tropicales primarios se perdieron en 2022, en total, más de cuatro millones de hectáreas. Según el citado informe, eso equivale a 11 canchas de fútbol por minuto.

Eso tiene consecuencias desastrosas para el clima, ya que los bosques son sumideros de CO2 y capturan casi el doble de lo que emiten. El informe del WRI se concentra especialmente en los bosques tropicales porque son los más amenazados y son, a la vez, los que almacenan más CO2. Si se destruyen, liberan nuevamente gran parte de esta sustancia. La pérdida de bosques tropicales ocasionó en 2022 emisiones de 2,7 gigatoneladas de CO2, que equivalen a las emisiones de gases de efecto invernadero de la India, el país más poblado del mundo.

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Primeras medidas

En Brasil se ubica cerca del 60 por ciento de la selva amazónica y los expertos cifran en la presidencia de Lula la esperanza de que la tendencia pueda revertirse. En los primero cinco meses de 2023, la tala en la Amazonía se redujo en un 31 por ciento, en comparación con igual período del año anterior, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE).

Catarina Jakovac, bióloga de la universidad brasileña de Santa Catarina, indica que ya ha sido reforzado el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (IBAMA). "En los primeros tres meses hemos constatado ya un aumento de las multas impuestas por el IBAMA por delitos ambientales. Es un signo de que IBAMA vuelve a estar presente en el terreno y realmente combate la tala”, dice Jakovac a DW.

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La experiencia de Lula

Lula ya consiguió una vez reducir la tala, en un 80 por ciento, entre 2003 y 2010, antes de que volviera a aumentar en 2012, según el INPE. Ahora se basa en las experiencias del pasado, indica Massoca: "El gobierno de Lula ha retomado el proceso de demarcación de zonas protegidas y territorios indígenas, porque ha comprendido cuán importantes son esas medidas para proteger el medio ambiente y reconocer los derechos y la relevancia de la gente que vive en la región”.

Pero los autores del informe advierten que recién en 2024 podría haber resultados visibles. Jakovac, por su parte, considera importante fijar metas ambiciosas y opina que también la comunidad internacional debe contribuir a alcanzar el objetivo de "cero tala” en el principal bosque tropical del mundo.

Fuente: DW.