La búsqueda de la felicidad es un tema que ha intrigado a filósofos, psicólogos y médicos durante siglos. ¿Cuándo nos sentimos más felices a lo largo de nuestra vida? ¿Existe un patrón que defina nuestra percepción de la felicidad a medida que envejecemos? El Dr. Daniel López Rosetti, médico y presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health, nos brinda una interesante perspectiva sobre la "Curva de la Felicidad".

Para comprender esta curva, primero debemos definir la felicidad como un estado emocional profundo de paz, serenidad y calma. No se trata de momentos efímeros de alegría, sino de una sensación subyacente de bienestar. Esta felicidad, según el Dr. López Rosetti, se relaciona con la edad y sigue una forma de "U".

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Los 20 años: el comienzo de la U

La curva comienza en la parte superior de la "U", alrededor de los 20 años. En esta etapa, la gente tiende a sentirse más feliz. Esto se debe a que están en la cúspide de la juventud, llena de proyectos y con relativamente pocos golpes de la vida. En su mayoría, no han enfrentado separaciones, despidos laborales o crisis existenciales importantes.

Los 30 y 40: descenso en la curva

A medida que avanzamos hacia los 30 y 40 años, la curva comienza a descender. La vida se complica con responsabilidades familiares, presión laboral y desafíos personales. Esta etapa puede estar marcada por una disminución en los niveles de felicidad, ya que las personas enfrentan desafíos que antes no habían experimentado.

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Los 50 y 60: la panza de la U

La verdadera sorpresa ocurre después de los 50 o 60 años, cuando comenzamos a subir por la parte cóncava de la "U". A esta edad, muchas personas informan una mayor sensación de plenitud y felicidad. ¿Por qué ocurre esto? La respuesta radica en el aprendizaje filosófico.

Con el tiempo, aprendemos a valorar más lo que tenemos en lugar de lo que podríamos alcanzar en el futuro. Empezamos a vivir con una filosofía de aprecio por la vida tal como es. Aprendemos que la felicidad no siempre se encuentra en la búsqueda de cosas nuevas, sino en la apreciación de lo que ya tenemos.

Podemos decir entonces, que la curva de la felicidad nos muestra que la percepción de la felicidad cambia a medida que envejecemos. Si bien la juventud puede estar llena de emoción y nuevos comienzos, la verdadera plenitud y felicidad a menudo se descubre más adelante en la vida, cuando aprendemos a apreciar lo que tenemos y a vivir en el momento presente. La felicidad no es un destino, sino un viaje que evoluciona con el tiempo y la sabiduría que adquirimos a lo largo de nuestra vida.

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Fuente: Infobae.