Se llamaba Sudán, tenía 45 años y murió por causas naturales en una reserva natural en 2018.

Su deceso fue una enorme tragedia para los conservacionistas del mundo, y para los de Kenia en especial, porque ahí se acabaron las esperanzas de reproducir a los rinocerontes blancos del norte: Sudán era el último macho de su especie, de la que quedan aún con vida dos hembras en un parque nacional (que de hecho son su hija y su nieta).

Sudán nació en el zoológico checo de Dvur Králové y vivió en la reserva natural de Ol Pejeta (centro de Kenia) desde 2009 hasta su muerte en marzo de 2018, debido a una infección en una de sus patas, derivada de su avanzada edad.

En 2019, su cuerpo fue transportado a la República Checa para su disección, trabajo que acabó en 2021. Desde entonces, y hasta ahora, permaneció en el Museo Nacional de Praga.

En Kenia será "expuesto en una ubicación central y accesible a todos", aseguró el Servicio de Conservación de la Vida Salvaje de Kenia (KWS, por sus siglas en inglés), una institución encargada de la gestión los espacios naturales del país.

Y si bien hoy la especie está "funcionalmente extinta”, los científicos no pierden la esperanza de reproducir a estos animales, diezmados por la caza furtiva y pérdida de sus hábitats.

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Antes de la muerte de Sudán, los investigadores lograron extraer material genético que podría permitir la fecundación in vitro de Nanjin, su hija, y Fatu, su nieta.

Si el proceso tiene éxito, habrá que confiar en que no haya dificultades debido a la nula diversidad genética familiar.

Los estudios, realizados por expertos de Kenia, Alemania y República Checa, han permitido crear al menos 24 embriones viables procedentes de los óvulos de esas hembras y el esperma congelado de Sudán y otros rinocerontes blancos del norte.

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La caza furtiva de rinocerontes, impulsada por la demanda de los cuernos de estos animales, que en culturas del sudeste de Asia y China es considerado afrodisíaco, no solo acabó con la existencia del rinoceronte blanco del norte, sino que tiene también al borde de extinción tanto a los rinocerontes negros como a los rinocerontes blancos de la subespecie del sur.