Una cirugía de bypass consiste en desviar el flujo de sangre alrededor de una sección de una arteria bloqueada o parcialmente bloqueada en el corazón.

Pensando en eso, ¿Qué es el bypass espiritual?

El psicólogo estadounidense John Welwood fue el primero en acuñar el término que hace referencia a una tendencia cada vez más común a utilizar la espiritualidad como un método de evasión de los problemas verdaderos.

Es decir, que muchas veces cuando algo nos molesta, nos preocupa o nos duele, elegimos desviarnos de ese dolor. Muchas personas, para hacerlo, recurren a la espiritualidad.

Aunque el término se acuñó en los años 80, hoy tiene más vigencia que nunca, puesto que la espiritualidad se ha convertido en muchos casos en algo parecido a una moda, vaciada de su significado original, y utilizada básicamente como un modo de escape de los problemas. Al menos, así lo creen quienes adhieren a la idea de Bypass Espiritual.

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Espiritualidad “fast food”

Vale aclarar una cosa: el problema del bypass espiritual no está con tener una espiritualidad plena, con ser devoto de una religión y actuar en consecuencia. Tener un conjunto de creencias y valores que se siguen y respetan no tiene nada de malo en sí mismo.

Lo que muchos estudiosos de la psicología y sociología ven con malos ojos es que, en la actualidad, se ha adoptado una especie de “espiritualidad fast food”. Es decir, que muchas personas adoptan a medias ciertas costumbres y creencias, simplemente porque les venden que allí está la felicidad.

El problema está en que la espiritual se vuelva una moda para subir a Instagram, y demostrar que todo en nuestra vida está bien.

¿Todo en nuestra vida está bien? ¿En serio?

Bypass espiritual: la tiranía de la felicidad

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Nadie tiene una vida perfecta. Todos sufrimos, tenemos días malos, perdemos a nuestros seres queridos, peleamos con alguien, nos lastiman. El dolor es una parte tan natural de la vida como la alegría.

Sin embargo, tal como muchos dicen, en la actualidad vivimos en la “tiranía de la felicidad”. Es decir, que hoy en día solo se valora la felicidad, a toda costa. Estar bien, vivir el presente y no tener problemas es la norma, y es la promesa de todos los libros de autoayuda.

Así, es natural que cuando sufrimos o no nos sentimos bien, deseemos alejar el dolor. Nos decimos que sufrir es malo: necesitamos salir adelante, progresar, ser felices de nuevo. Como todo el mundo. ¿Es que soy acaso el único que la está pasando mal?

Entonces, recurrimos a la evasión de los problemas. La espiritualidad fast food viene a ser una especie de analgésico que nos hace olvidar el dolor que sentimos. Pero los analgésicos no curan, solo te hacen sentir mejor momentáneamente. Al final, tus problemas y la raíz de tu dolor siguen firmes ahí.

Enfrentar los problemas y liberar la espiritualidad

La espiritualidad muchas veces puede ayudar a curar nuestros dolores. Incluso más, puede convertirnos en mejores personas. Y eso es genial, y es por eso debemos liberarla de la responsabilidad de ser nuestra cura mágica.

Si de verdad queremos que acabar con algo que nos hace daño, tenemos que enfrentar nuestros problemas, en serio. No podemos desviarnos del dolor: la única vía para la recuperación es atravesarlo. De lleno y dejando en el camino quizá partes de nosotros mismos.

Y en ese sufrido pero poderoso camino atravesando el dolor, quizá nos encontremos con la espiritualidad verdadera, descubramos el sentido real de esas palabras que tanto escuchamos pero que parecían vacías. Y entonces sí, la abracemos con plenitud, y salgamos doblemente fortalecidos.

Pero no es en la espiritualidad donde están todas las respuestas, sino que estas las encontraremos al mirar a nuestros problemas a los ojos, asumiendo que no podemos ser felices todo el tiempo, pero decididos a ser fuertes y atravesar los caminos que sean necesarios.

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Fuentes:

Wikipedia

Clarín

La Usina Mística