Al apéndice siempre se lo vió como una especie de residuo de otro tiempo, como las dolorosas muelas del juicio. Nuestra única preocupación era que esa pequeña cosa pegada al intestino grueso no se rompiera provocándonos una inoportuna emergencia médica.

Investigadores de la Midwestern University (EEUU) han sorprendido revelando que, en realidad, nuestro apéndice tiene un sentido importante, desempeña una función clave. Han descubierto el sentido de que mantengamos el apéndice en nuestro cuerpo.

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Aunque se catalogaba como vestigial, la comunidad científica llevaba tiempo especulando con que el apéndice pudiera ser un refugio para las bacterias intestinales "buenas", encargadas de evitar que se propaguen infecciones.

Rastrearon la aparición, desaparición y reaparición del órgano en distintas especies de mamíferos durante los últimos 11 millones de años con el objetivo de precisar los vaivenes que había sufrido.

El apéndice probablemente sirve a un propósito adaptativo

Los resultados, publicados en Science Direct, revelaron que el apéndice evolucionó por lo menos 29 veces y se especula con que haya alcanzado las 41 modificaciones. Sin embargo, a través de la evolución mamífera, sólo se perdió el órgano un máximo de 12 ocasiones.

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El saber popular asegura que el apéndice es un remanente que permanece y que supo desempeñar un papel importante en los ancestros de los seres humanos, pero que hoy, millones de años después, solo ocupa un espacio dentro del cuerpo. La razón por la que todavía perdura, de acuerdo al estudio, es que se presenta como "evolutivamente caro" deshacerse de él. No existió hasta el momento la suficiente presión evolutiva para librarse de una parte tan significativa.

Su presencia parece ser necesaria en el sistema inmunológico ejerciendo de apoyo para nuestras defensas

Ya se había observado que la probabilidad de sufrir colitis (una infección intestinal que produce diarrea, fiebre, vómitos y un molesto dolor abdominal) era cuatro veces mayor entre aquellos a los que se les había extirpado el apéndice que entre los que lo tenían.

A pesar de que todavía no existe una respuesta firme, se sugiere que otros tejidos y órganos del cuerpo podrían (ante la extirpación) comenzar a aumentar la producción de células inmunológicas para compensar la pérdida.

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Fuentes:

PlayGround

Rolloid