Luego de la experiencia vivida con la pandemia, hubo muchos cambios en el comportamiento del consumidor a la hora de planificar las vacaciones o escapadas para poder visitar y desconectarse.

El viajero empezó a valor más los lugares emplazados por fuera de las grandes urbes y descubrió que se vivía el destino de una manera completamente distinta a las habituales.

De esta manera, se empezaron a valorizar aún más hoteles alejados de las ciudades con vistas y experiencias únicas.

Estas preferencias, sumadas a la posibilidad de moverse dentro de la propia burbuja y poder trasladarse por fuera de las ciudades, hizo que muchos turistas descubrieran por primera vez el alquiler de auto.

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Este cambio de comportamiento no fue propio de un destino en particular, sino que fue una tendencia mundial. Sin embargo, lejos de ser una necesidad por una situación determinada, alquilar un auto se ha convertido en una preferencia que lejos está de ser decreciente.

Quienes no conocían esta posibilidad han descubierto que manejan sus tiempos, sus recorridos, que conocen el destino elegido de una manera completamente distinta a la que estaban habituados.

Los alquileres de vehículos han crecido tanto en la propia ciudad de México o Puerto Vallarta como en ciudades no tan conocidas como Alajuela en Costa Rica.

Además, estos cambios de comportamiento, ha hecho que quienes visitan los destinos y se conectan con la naturaleza, empiecen a apreciar el contacto con la misma. El viajero se ha vuelto más consciente de la importancia de cuidar el medio ambiente y conservar el ecosistema que está visitando.

En tal medida busca empresas comprometidas con el cuidado del planeta que lo ayuden con dicho compromiso.

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Hoy es fácil encontrar hoteles “verdes” que buscan generar el menor impacto posible en el lugar donde están emplazados. Y también otras empresas, como por ejemplo de alquiler de autos, como Flexways que compensa la emisión de CO2 de cada uno de sus alquileres en todo el mundo.

Es importante seguir de cerca estas tendencias, porque no sólo contemplan un cambio de preferencias por parte del consumidor que han venido para quedarse. También exigen un cambio también a las empresas para que se adapten a una necesidad comprometiéndose de forma activa con esa búsqueda de cambio.