¿Pueden los gatos ser neurodivergentes autistas?. Algunos comportamientos felinos pueden parecerse a los del espectro autista en humanos. Esto despertó el interés de especialistas y cuidadores, abriendo paso a investigaciones que intentan comprender mejor estas conductas en los felinos.

Aunque el concepto de "autismo felino" no está oficialmente reconocido, cada vez hay más observaciones que apuntan a patrones de conducta poco comunes: gatos que evitan el contacto físico, reaccionan con angustia ante cambios en su entorno o muestran poco interés en interactuar con otros animales o personas.

Este tipo de actitudes podría estar relacionado con alteraciones en el sistema nervioso, que afectan la forma en que el gato percibe el mundo que lo rodea. A pesar de que la ciencia aún no definió claramente si los felinos pueden ser autistas como los humanos, estos signos sí podrían indicar dificultades sensoriales, estrés crónico o una condición neurológica.

También te puede interesar: Tortuga centenaria da a luz y renueva la esperanza

Hierba para gatos: el snack verde que no sabías que amaban, se conoce como Nepeta cataria o, comúnmente llamada “hierba gatera” y es un anzuelo que atrapa su atención. (Foto: Pinterest)
Cada vez hay más observaciones que apuntan a patrones de conducta poco comunes: gatos que evitan el contacto físico, reaccionan con angustia ante cambios en su entorno o muestran poco interés en interactuar.

¿Cómo saber si mi gato tiene comportamientos “autistas”?

No es fácil detectar este tipo de conductas, ya que pueden confundirse con rasgos típicos de personalidad felina o con otros problemas de salud. Sin embargo, algunas señales que podrían llamar la atención incluyen:

  • Escaso o nulo contacto visual.
  • Rechazo al contacto físico o al juego.
  • Reacciones exageradas frente a ruidos o cambios en la rutina.
  • Conductas repetitivas o fijación por ciertos objetos.
  • Falta de interés por interactuar con humanos o con otros animales.

¿Qué hacer si mi gato actúa así?

Lo ideal es observar si estas conductas son persistentes o si aparecieron de forma repentina. En cualquier caso, lo mejor es acudir a un veterinario o etólogo felino para descartar problemas médicos o emocionales, y recibir orientación profesional.

Más allá de etiquetas, lo importante es entender a tu gato, respetar su forma de ser y, si algo te preocupa, buscar ayuda. Cada felino tiene su propio lenguaje y sensibilidad, y lo esencial es ofrecerle un entorno donde pueda sentirse seguro, tranquilo y querido.