Ninguna madre quiere ser una madre tóxica, está claro. Y ninguna madre tóxica lo hace pensando que puede dañar a sus hijos. Sin embargo, muchas actitudes no ayudan al desarrollo feliz de los niños (e incluso adultos).

Recuerda que “madre tóxica” es un concepto. No significa que no eres una buena madre, sino que deberías cambiar algunas actitudes en relación con tus hijos para que ellos crezcan lo más plenamente posible.

Si eres padre, también lee esto: vale también para ti y para cualquiera que tenga un hijo a cargo.

Así que si tienes alguna de estas actitudes, puede que estés siendo una persona tóxica para tus hijos, pero siempre estás a tiempo de cambiarlo.

1. Ser (muy) sobreprotectora

Una madre sobreprotectora suele ser una madre tóxica. Es que no le permites generar confianza en sí mismo, y lo vuelves una persona completamente dependiente.

Claro que debes cuidar a tu niño. Pero también debes dejarle espacio para su desarrollo personal. Y si eso implica que en algún momento algo lo lastime, tu rol no es evitarlo, sino estar ahí para ayudarlo a sanar.

2. Poner la vara muy alta

Es normal querer lo mejor para los hijos, y también es normal desear que ellos exploten al máximo sus capacidades.

Pero a veces, eso se lleva al extremo, y es perjudicial para los hijos. Cuando ello sienten que deben dar demasiado, puede que se vuelvan inseguros, perfeccionistas y le teman al fracaso.

Está bien decirle a tu hijo de vez en cuando “eres el mejor”. Pero eso no debería terminar grabándose en su cabeza como “debes ser siempre el mejor”, pues eso sólo lo convertirá en una persona frustrada.
Mejor darle confianza diciéndole “eres perfecto tal como eres, haz lo que necesites para ser feliz y estaremos contigo pase lo que pase”.

3. Usas el chantaje emocional

El chantaje emocional es algo que muchos de nosotros usamos con otros sin darnos cuenta. Frases como “me siento mal, quédate conmigo hoy” parecen inocentes, y quizá lo son. Pero entre líneas, se puede leer como “tú y tu cariño son responsables de mi felicidad”.

No pasa nada si son excepcionales. Pero cuando ese tipo de frases se empiezan a repetir todo el tiempo, se esconde una actitud poco sana. Frases comunes de chantaje emocional son:

-“Con todo lo que hago por ti cada día, no eres capaz de hacer lo que te pido”
-“Si haces eso que no me gusta ya no te querré como antes”
-“Me harás mucho daño si te vas de casa hoy”

Al final, lo único que lograrás es que tus hijos se sientan culpables por no hacer lo suficiente por ti, cuando en realidad ellos no tienen por qué hacerse cargo de tu propia felicidad.

4. Querer ser el centro de su vida

Seguro que tus hijos son el centro de tu vida, lo más importante para ti. Pero no deberías pretender ser el centro de la vida de ellos.

Recuerda que, al final, el centro de su vida debe ser su vida misma y su búsqueda de felicidad. Si pretendes que estén todo el tiempo pendientes de ti, no le dejarás lugar a su desarrollo personal.

¡Déjalos volar!

Ellos siempre volverán a ti y te amarán, pero quizá necesiten alejarse en algún momento para vivir sus propios sueños.