La práctica del mindfulness se ha vuelto muy popular en los últimos años, especialmente para aquellas personas que buscan reconectarse consigo mismas. Descubre qué es el mindfulness, cuáles son sus beneficios y sobre todo, cómo comenzar a practicarlo en la comodidad del hogar.

Si bien es cierto que, actualmente, esta disciplina puede parecer una tendencia fugaz, la verdad es que su práctica data desde el final del siglo VII a.C. de hecho, en su momento estuvo estrechamente vinculado con el budismo, especialmente, en sus inicios.

¿Qué es el mindfulness?

Mindfulness

También conocido como Atención Plena, el mindfulness se define como la focalización de la atención en lo que está ocurriendo en el presente. Se trata de un método que se utiliza para alcanzar la atención plena, centrándose únicamente en el “Aquí y ahora”. Asegurándose de aceptarlo tal cual como está, sin ni intentar juzgar ni cambiar nada.

Mindfulness significa “plena consciencia”, haciendo referencia a que debes concentrarte en lo que sucede tanto en el interior como el exterior. Renunciando a cualquier tipo de ruido y distracción que pueda generarse en el alrededor.

En el año 1979, un conocido doctor conocido como Jon Kabat-Zinn, en compañía de su equipo, inicio el uso de mindfulness en sus prácticas terapéuticas. El experimento se llevó a cabo en la clínica de la reducción del estrés, situada en el Hospital de la Universidad de Massachusetts, en los Estados Unidos.

Posteriormente, Kabat-Zinn desarrolló un programa de ocho semanas centrado, principalmente, en la aplicación del mindfulness para disminuir el estrés. Este fue denominado MBSR, su objetivo es ayudar a que las personas aprendan a coexistir con condiciones médicas crónicas.

Tiempo después, se realizaron distintos estudios científicos que comprobaron que la práctica diaria del mindfulness aporta increíbles beneficios para la salud tanto física como mental. Asimismo, las personas que lo practican, son capaces de experimentar una reconexión interna consigo mismas.

No solo con el cuerpo, sino también, con la mente e incluso, con las emociones, siendo una de las razones por las que la práctica del mindfulness es fundamental. Sobre todo, para aquellas personas que necesitan una forma saludable de gestionar sus emociones y pensamientos apropiadamente.

Le enseña a sus practicantes a verse a sí mismos, pero desde una perspectiva completamente diferente. En este caso, como si fuesen un espectador que observa todo, incluyendo el interior y lo que se encuentra en el entorno. Permitiendo que tengan más conciencia de lo que piensan y sobre todo, de lo que sienten.

Como resultado, ayuda a desarrollar una mejor capacidad para ordenar los pensamientos. Así como también, los sentimientos y emociones, con cualquiera de los objetivos y metas ya planificadas en la vida.

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¿Cómo empezar a practicar el mindfulness?

Mindfulness

Llevar a cabo la práctica del mindfulness puede llegar a ser muy sencillo, siempre y cuando, se apliquen los principios, la disciplina y el entrenamiento duro. Hay que tener presente que, existe una gran variedad de métodos que son muy útiles para alcanzar la atención plena. Algunos de los más comunes son: el yoga, escaneo corporal, respiración consciente y la meditación. Siendo esta última, la técnica más popular cuando se trata de practicar el mindfulness.

Ahora bien, para empezar a practicar el mindfulness, lo ideal es hacerlo durante unos pocos minutos cada día. Posteriormente, incrementar el periodo de tiempo que se estableció en la última práctica, alcanzar los 30 minutos diarios sería lo ideal.

Asimismo, la perseverancia es fundamental para lograr la atención plena, por lo tanto, si no consigues resultados rápidos, no abandones. El mindfulness no es algo que se consigue rápidamente, todo lo contrario, requiere mucha paciencia y concentración.

A continuación te mostramos 6 consejos para empezar a practicar el mindfulness:

1- Escoge un lugar tranquilo

El primer paso siempre es esencial y en la práctica del mindfulness no es la excepción. En este caso, lo primero será escoger un lugar que, además de cómodo, sea tranquilo, ya que la elección del espacio para lograr la atención plena es fundamental. De hecho, un gran porcentaje de las personas que no consigue dominar su práctica, se debe, principalmente, al no elegir apropiadamente el mejor lugar.

Lo recomendable es optar por un espacio aislado de cualquier tipo de estímulo que pueda convertirse en una distracción, sobre todo, cuando se trata de ruidos. Mientras más cercano a la vegetación y entornos naturales se encuentre, será mejor. Esto permitirá que cualquier elemento de la vida diaria haga recordar las responsabilidades y obligaciones del día a día.

2- Siéntate cómodamente y mantén la espalda siempre recta

El mindfulness puede practicarse en distintas posturas, no obstante, la mayor parte de las personas prefieren sentarse en una posición cómoda. Lo recomendable es realizar la posición del loto, similar a las posturas de los monjes budistas. No es que se trata de algo obligatorio, pero normalmente, es una postura bastante cómoda para comenzar a practicar la atención plena.

Del mismo modo, iniciar la práctica con dicha postura, ayuda a mantener la espalda recta, lo que favorece la salud de la misma. Hay que recordar que el mindfulness requiere de un tiempo determinado para practicarlo a diario. Por esta razón, lo mejor es prevenir que se produzcan tensiones musculares al llevar a cabo ciertas posturas que puedan llegar a ser incómodas.

3- Comienza con la respiración controlada

Mindfulness

Una vez elegido el lugar y la postura más cómoda, lo siguiente es centrarse en los ejercicios de respiración controlada. Dichos ejercicios son ideales para aquellos que nunca antes habían aplicado la herramienta de la atención plena. Con el tiempo, notarás que la respiración controlada o consciente, ya formará parte de ti, por lo que no se tomará como un paso.

El objetivo de este tipo de respiración, es doble, así es, por un lado, realizar respiraciones profundas y controladas, permiten una mayor oxigenación del organismo. Lo que, a su vez, hace que el cuerpo se relaje, siendo un factor muy importante para alcanzar el mindfulness. Además, ayuda a concentrar la atención en algo en específico y lo que es esencial, de forma constante.

4- Concéntrate en lo que ocurre en tu cuerpo

Después de terminar el ejercicio de respiración, cierra los ojos, enfoca la atención solamente en cualquier cosa que ocurra en tu cuerpo en ese preciso momento. Sin importar que sea pequeña, céntrate solo en eso, uno seguido de otro, tómate al menos medio minuto, antes de pasar al otro.

Para entenderlo mejor, puedes tomar como ejemplo las palpitaciones que suelen producirse en el área del cuello. Asimismo, a la forma en que se mueven los ojos en el interior de sus cuencas sin que dichos movimientos se produzcan de manera voluntaria.

Se trata de un gran modo de gestionar el foco de atención, e incluso, dirigirlo hacia los estímulos más simples. Esto sin que otra cosa requiera de atención en particular, no importa si es algo urgente.

5- Extiende el foco

Luego de concentrarse en el cuerpo, ahora es momento de extender un poco más el foco. Pasando de los estímulos corporales a las experiencias vitales. Lo ideal es pensar en estas, desde una perspectiva diferente, en este sentido, como una persona que no tiene nada que ver.

Ahora, no valores, tampoco juzgues, solamente céntrate en las experiencias vividas, describiendo y sobre todo, aceptando que, sin importar nada forman parte de la realidad. Focaliza cada una de las experiencias o hechos y dedícale todo el tiempo que sea necesario. Todo dependerá de la importancia que, en momentos anteriores, le has dado, según el nivel de preocupación y obsesión.

Dentro de la práctica del mindfulness, esta parte es fundamental, ya que permite hacerle frente a determinadas vivencias. Especialmente, aquellas que más consecuencias hayan tenido a lo largo de tu vida.

6- Regresa nuevamente a la respiración controlada

Por último, una vez completado todos los pasos anteriores, es importante regresar a la respiración controlada. Esta parte indica que ha finalizado el ejercicio de mindfulness diario, recuerda que debes volverlo una rutina de todos los días para obtener mejores resultados.

¿Cuáles son los principales beneficios del mindfulness?

Mindfulness

Una de las razones por las que muchas personas han tomado la decisión de practicar el mindfulness, es por sus increíbles beneficios. No solo para el cuerpo físico, también para los pensamientos y emociones. Algunos de los más importantes, son los siguientes:

  • Ayuda a centrarse solamente, en el hoy, en el aquí y en el ahora.
  • Permite clasificar las emociones y pensamientos negativos, tal cual como son, sin juzgar, ni cambiarlos.
  • Ayuda a ser más conscientes de aquellas situaciones físicas y mentales que, por alguna razón, siempre se evitan.
  • Incrementa, significativamente, la conciencia sobre sí mismos.
  • Posibilita la conexión con uno mismo, también con los seres y entornos que se encuentran alrededor.
  • Disminuye las reacciones ante aquellas experiencias o hechos que son desagradables.
  • Permite un mejor equilibrio, mientras reduce la reactividad emocional.
  • Es una gran herramienta para disminuir la ansiedad y controlar el estrés.
  • Sirve como solución para casos de insomnio.
  • Mantiene el cerebro en funcionamiento, mientras que ayuda a protegerlo.
  • Mejora la concentración.

¿Ya sabes lo que es el mindfulness?, Entonces ¿Qué esperas para comenzar a practicarlo?

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Fuentes: Mindfulness- salud, Psicología y Mente, Iepp.

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